Aprender a decir Adiós

Estamos acostumbrados a que sean las empresas las que nos contraten y también sean ellas las que decidan prescindir de nosotros. Por suerte a día de hoy esta tónica ha cambiado.

Con este post trataré de escribir el texto que mi yo de hace unas semanas hubiera querido leer y así evitar pasar unos días horribles

Para la gente que no me conozca después de 3 años trabajando en la misma empresa decidí que era el momento de buscar nuevos retos. Esta búsqueda no fue fácil porque como todos sabemos el mercado está loco y actualmente la mayor dificultad desde el punto de vista del trabajador es elegir bien dónde quieres trabajar.

Después de muchas entrevistas, muchas preguntas y muchas dudas tome la decisión de aceptar una oferta en concreto, la que más me gustaba tanto por la gente con la que había hablado, como por la imagen que yo me había formado desde fuera (esto es muy importante y luego volver a hablar sobre ello), como por las posibilidades que el puesto y la empresa me ofrecían.

Lo que a priori parecía una excelente noticia, pronto se volvió todo lo contrario. Y quiero dejar claro que no estoy culpando a la empresa ni mucho menos, yo tomé la decisión y mirando atrás seguramente no pregunte lo suficiente o no supe preguntar lo correcto.

De repente te encuentras en una nueva empresa, escasas semanas, en la que no terminas de encajar, en la que ves cosas que no están en linea con tus preferencias personales, en la que la imagen que te habías formado no tiene nada que ver con la realidad y te dices: “Me he equivocado. ¿Ahora que hago?”

Aquí es donde empezaron los días de insomnio en los que la cabeza me daba tantas vueltas que me despertaba en medio de la noche y ya no conseguía pegar ojo. Incluso me han salido algunas calvas en la barba.

Y todo por pensar “¿Cómo se tomarán mi decisión?”, “Acabo de llegar y ya me quiero ir”, “Les he hecho perder el tiempo”, “Seguro que me van a poner mala cara”.

Después de varios días de sentirme en la mierda por querer irme (pero al no hacer nada sentirme igual de mal) tome la decisión de que lo más importante era yo y mi familia (la que por suerte siempre me ha apoyado en todas mis decisiones y que hace que todo sea más fácil, love you reina).

Finalmente me armé de valor y decidí comunicarlo lo antes posible, y aquí es donde me di cuenta de que no pasa nada si no acababas de encajar en una empresa, que no pasa nada si al poco de entrar querías irte, que todo estaba en mi cabeza y únicamente yo me había creado supuestos que nada tenían que ver con la realidad.

Cuando una empresa te contrata está apostando por ti. Por ello creo que debemos dar el 100% de nosotros mismos, ser sinceros y sino irse a otro sitio para que venga otra persona que encaje mejor y les ayude como se merecen.

Además te das cuenta de que mucha gente ha pasado por lo mismo y cuando finalmente lo cuentas muchos empatizan porque lo han vivido (es más habitual de lo que creemos) o porque entienden perfectamente que estas cosas pasan.

Visto con perspectiva, me hubiera encantado saber todo lo que se ahora ya que me hubiera ahorrado unas semanas realmente malas. Me hubiera gustado leer este texto y normalizar que estas cosas pasan (no solo a nivel laboral) y que si no terminas de encajar en sitio lo mejor es irse, aprender a decir adiós.

Ahora toca aprender de esta experiencia de la que al menos tengo claro qué es lo que quiero y lo que no, preguntar mejor en las entrevistas y tratar de encontrar el sitio que realmente busco y creo que me merezco (y todos nos merecemos).

UN ABRAZO!